miércoles, 14 de septiembre de 2011

Cuando papá es alcohólico

Tener un padre alcohólico multiplica y facilita la cantidad de problemas que puede haber en un hogar.
Una persona adicta al alcohol no se perjudica solamente a si mismo sino también al entorno más cercano que lo rodea.
Sus cambios de humor, de hábitos y de tiempos,
sus malas contestaciones y hasta la violencia física y psicológica están a la orden del día y se transforman en factores comunes dentro de la rutina de la familia.
La tolerancia desaparece, la mala predisposición aumenta y las situaciones conflictivas se apoderan de el adicto perpetuando malos tratos a toda la familia.
Cualquier cosa, hecho, situación o tema que en otro momento se hubiera tratado con calma y madurez ahora se convierte en un drama existencial y en un dolor de cabeza para el círculo familiar.
El adicto pierde el control de sus decisiones, no mide sus palabras, mucho menos sus actos e impulsos. Se corre de los límites, juega todo el tiempo con ellos y descuida cuál es el o los efectos que sus comportamientos pueden causar en los demás.
Le hes difícil darse cuenta que necesita ayuda, que lo que está viviendo está terminando con su vida y la de su familia por eso el pedido de contención y asistencia tarda en llegar y en algunos casos nunca se manifiesta.
Es fundamental el rol de la familia. La intervención, a tiempo, de un equipo médico y terapéutico puede salvar la vida del adicto y mejorar la situación delicada que están viviendo.


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