martes, 15 de mayo de 2012

Adicción al amor


La adicción al amor o codependencia se refiere a la obsesión que se puede padecer hacia una persona, hacia una relación o hacia el romance. En el primer caso, puede ser tanto una pareja como un hijo o un padre. El adicto siente que no puede vivir independientemente de la otra persona y lo lleva a tener actitudes posesivas. Es posible que la dependencia sea mutua y sea prácticamente imposible el desarrollo personal. Las personas adictas a la idea de estar en una relación no se preocupan tanto por quién sea la persona, si no por tener pareja en sí. Pueden cambiar de pareja constantemente, o por el contrario, aferrarse a relaciones negativas. Por último, hay personas adictas a los romances pasajeros, aventuras apasionadas, etc. Les interesa la seducción y la conquista, pero al poco tiempo se cansan (como el clásico Don Juan). Puede ser resultado de la fantasía, de la inmadurez o del subdesarrollo afectivo.
Los adictos tienden a idealizar a la otra persona hasta convertirlos en un ser divino y se vuelven incapaces de disociar la realidad de su situación. Creen que la felicidad solo puede alcanzarse junto con la otra persona, por lo cual se ilusionan y proyectan futuros. El proceso de enamoramiento en estos casos generalmente ocurre muy rápido, como  un “flechazo amoroso”. Los adictos confunden deseo y amor con dependencia y adicción.
El problema radica en que el adicto, al ser capaz de entregar todo por la otra persona, niega sus propias necesidades y deseos. Asimismo, oculta sus sentimientos de dolor, rabia o sufrimiento por ser considerados como una posible causa de perder a su pareja. Es por eso que, aún en situaciones de violencia o de conflictos, los adictos al amor hacen todo lo posible para mantener la paz y evitan la confrontación. El mayor miedo es el miedo al abandono, así como también el miedo a ser independientes. La propia represión de sentimientos conlleva a la necesidad de vivir a través de los sentimientos del otro. Sin embargo, los adictos nunca se sienten satisfechos con la devolución de amor; constantemente desean y piden más. Como viven a través de la vida de su pareja, creen que poseen control sobre ella e intentan perfeccionarla.
Los adictos al romance o al sexo se caracterizan por tener conductas impulsivas y agresivas, falta de autocontrol, problemas de adaptación social e insatisfacción. Es frecuente el contacto con personas desconocidas con tal de mantener el anonimato, lo cual implica un peligro por el contagio de enfermedades venéreas como el HIV. El aumento de encuentros rápidos y casuales promueve los engaños y mentiras que acarrean sentimientos de culpa y desesperación.
En el tratamiento de esta adicción es imprescindible empezar por el reconocimiento de la enfermedad y de los pensamientos y sensaciones asociados a la adicción. Las estrategias cognitivas, terapias grupales, de familia/ de pareja, tienen por objetivo aprender habilidades para mantener la abstinencia y modificar las creencias y pensamientos erróneos que los pacientes tienen acerca del amor y las relaciones.

miércoles, 9 de mayo de 2012

Bulimia y Anorexia, cuando el hábito de comer se ve vulnereado


Bulimia y anorexia
Sabemos que las pautas culturales han determinado que la delgadez sea sinónimo de éxito social. Muchos de nuestros jóvenes luchan para conseguir el "físico ideal" motivados por modelos, artistas o por la publicidad comercial. Muchos creen que el mundo es de los delgados. Otros, por un peso natural que excede el estándar de delgadez que la sociedad impone, se deprime y se autocritican sintiéndose fracasados o desvalorizados. Actualmente la BULIMIA y la ANOREXIA NERVIOSA, dos complejas enfermedades alimentarias, se han convertido en un verdadero flagelo para la juventud de nuestro país

SIGNOS VISIBLES CARACTERÍSTICOS
BULIMIA
ANOREXIA
Conductas patológicas
Conductas patológicas

Preocupación constante por la comida (habla de peso, calorías, dietas...). Atracones, come de forma compulsiva, esconde comida. Miedo a engordar. Evita el hecho de ir a restaurantes o fiestas y reuniones donde se vea socialmente obligado a comer. Acude al lavabo después de comer. Vómitos autoprovocados, abusa de laxantes o diuréticos. Usa fármacos para adelgazar. Realiza regímenes rigurosos y rígidos. Tiene una conducta adictiva con edulcorantes.

Conducta alimentaria restrictiva (poca cantidad de comida) o dietas severas. Rituales con la comida como: contar calorías, descuartizar la comida en trozos pequenos, preparar comida para otros y comer... Miedo intenso a engordar, luchando por mantener el peso por debajo de lo normal. Temor a verse obligado a comer en sociedad (fiestas, reuniones familiares,...). Hiperactividad (exceso de gimnasia u otros deportes). Esconder el cuerpo debajo de ropa holgada. Negarse a usar banador y que vean su cuerpo. En ocasiones, atracones y uso de laxantes o diuréticos. Abuso de edulcorantes.

Signos fisiológicos

Signos fisiológicos


Inflamación de las parótidas. Pequeñas rupturas vasculares en la cara o bajo los ojos. Irritación crónica de la garganta. Fatiga y dolores musculares. Inexplicable pérdida de piezas dentales. Oscilaciones de peso (5 ó 10 Kg, arriba o abajo).
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Pérdida progresiva de peso (con frecuencia sucede en un período breve). Falta de menstruación o retraso en su aparición sin causa fisiológica conocida. Palidez, caída del cabello, sensación de frío y dedos azulados. Debilidad y mareo


Cambio de actitud

Cambio de actitud

Modificación del carácter (depresión, sentimientos de culpa u odio a sí mismo, tristeza, sensación de descontrol...) Severa autocrítica. Necesidad de recibir la aprobación de los demás respecto a su persona. Cambios en la autoestima en relación al peso corporal.


Cambio de carácter (irritabilidad, ira). Sentimientos depresivos. Inseguridad en cuanto a sus capacidades. Sentimientos de culpa y autodesprecio por haber comido o por hacer ayuno. Aislamiento social.

miércoles, 25 de abril de 2012

La historia de Nicolás


"Empecé a drogarme cuando tenía 13 años por curiosidad y para no ser menos que un amigo, un amigo al que lo tenía como ídolo. Al principio fumaba marihuana, después tomé pastillas y también me drogaba con pegamento y nafta. Lo hacía los viernes y sábados solamente. Después lo hice entre semana, pero mis padres no lo sabían y yo la careteaba muy bien.
Cuando veía a los chicos consumir marihuana no me molestaba, es más, yo consumía con ellos, pero cuando consumían cocaína me ponía muy mal ver cómo quedaban y decía que yo nunca lo iba a hacer. Cuando tenía 16 años acompañé a un amigo a comprar una jeringa y él me dijo que la cocaína era lo mejor y me convidó. Era un viernes a la tarde. No la consumí y la guardé para la noche. Me acuerdo que ese viernes tomé por primera vez y no me llamó mucho la atención. Después de varias semanas volví a tomar. Era un miércoles a la noche, estábamos en un almacén, que era el lugar donde parábamos, y uno de los chicos se había puesto a vender y me invitó a tomar. Yo acepté y esa vez sí me gustó. Desde ese día ya no pude descolgar. Tomaba los fines de semana con la plata que me daba mi viejo para ir a bailar. Después ya no me alcanzaba con eso y empecé a sacar plata adelantada del trabajo.
Cuando me quedé sin trabajo empecé a trabajar con mi papá y como no me alcanzaba con la plata que él me daba, le empecé a robar. Cada vez más y más hasta que se dio cuenta. Él empezó a averiguar y alguien le dijo que yo estaba consumiendo drogas. Se enojó mucho, pero yo le prometí que no lo iba a volver a hacer y me creyó. Y así la historia se repitió una y otra vez hasta que mi viejo me perdió la confianza por completo.
Cuando tenía 18 años conocí a Claudia, una medio hermana que es dos años menor que yo, y la hice consumir. Después apareció una amiga de Claudia, Silvia, y también la hice consumir. Al tiempo empezamos a salir y seguíamos tomando. A Claudia ya no le gustaba estar conmigo porque yo estaba todo el tiempo drogado, pero a Silvia sí, y eso era lo que a mí me importaba. 'Silvia y droga', no precisaba más.
Al tiempo Silvia era toda una adicta y como tal se aburrió de la rutina, al igual que yo, y decidimos separarnos. Estuvimos dos o tres meses sin vernos y en todo ese tiempo yo no consumía ninguna clase de droga ni alcohol. Tampoco salía a bailar ni a ningún otro lado, no quería salir de mi casa para nada. Hasta que de nuevo apareció Silvia y con ella la cocaína. Estuvimos un par de meses y nos volvimos a separar. Esto pasó varias veces hasta que no la vi más. Ahí estuve un tiempo sin drogas. Después conocí a unos chicos que tomaban y empecé de vuelta. Lo hacía todos los días y durante todo el día.
Un día mi viejo me comentó que había una fundación que trataba a los chicos con mi mismo problema. Así fue como me conecté con ellos y decidí internarme. Ahora estoy acá luchando por vivir y aunque me cueste un montón, mucho más de lo que yo pensaba, estoy seguro de que yo no quiero más drogas en mi vida y que quiero ser una persona sana."

jueves, 19 de abril de 2012

Las consecuencias de la obesidad


La obesidad es una enfermedad crónica en la cual existe un exceso de grasa en el organismo de la persona. Se evidencia porque el Índice de Masa Corporal (IMC) en un adulto es mayor a 30. El IMC se obtiene a partir de la estatura y el peso de un individuo. Sin embargo, debido a que el IMC no distingue entre el tejido adiposo y el tejido magro, otra forma de evidenciar si una persona es obesa, aunque más complicada, es mediante el porcentaje de su grasa corporal (hombre con más del 25% de grasa corporal, mujer con más de 30%).

Las consecuencias de la obesidad sobre la salud son resultado de un incremento de la masa grasa, como artrosis o apnea del sueño, o un incremento en el número de células grasas como diabetes, cáncer y enfermedades cardiovasculares. Asimismo, la mortalidad incrementa en la obesidad.

Para tratar la obesidad, la reducción de peso es uno de los objetivos, pero no es el primer paso a seguir. Es fundamental primero trabajar en aquellos factores psicológicos asociados a la enfermedad, como ansiedad, inseguridad, y creencias erróneas acerca del peso y la comida. En Fundación Manantiales, nos encargamos de que los pacientes aprendan a aceptarse a ellos mismos y a sus cuerpos. Tratar primero el síntoma sería contraproducente ya que una dieta brusca funcionaría sólo a corto plazo y sería imposible mantener un peso equilibrado para no volver a aumentarlo.
El objetivo del tratamiento no es estético, sino que se basa en mejorar la calidad de vida, y en consecuencia, disminuir los riesgos de enfermedades cardiovasculares y otras mencionadas anteriormente. El paciente debe aprender nuevos hábitos de alimentación que reemplacen los viejos vicios y se acompaña de un aumento de actividad física. Lo importante es tener en cuenta que la obesidad no se trata mediante cirugías, medicamentos o dietas imposibles, sino que es necesario un cambio en los hábitos alimenticios mediante una dieta equilibrada.

Fuente: Fundación Manantiales


martes, 27 de marzo de 2012

Bulimia, cuando bajar de peso se convierte en una obsesión

El éxito de la terapia para los trastornos de la alimentación (Eating disorders) depende de muchos factores: la propia personalidad del paciente y el deseo de cambio, la duración de su trastorno, la edad en que comenzó la enfermedad, su historial familiar, su nivel de habilidades sociales y vocacionales, la complicación con otros trastornos como la depresión y, sobre todo, depende del tipo de tratamiento. Es importante comprender que cuando hablamos de trastornos de alimentación básicamente estamos hablando de la adicción a comer o no hacerlo. Todotrastorno alimentario, sea bulimia, anorexia, la coexistencia de ambas, es básicamente una adicción, una compulsión irrefrenable a no comer o hacer una ingesta compulsiva, a vomitar, a hacer purgas, a estar obsesionados con las calorías, el espejo y nuestra imagen corporal.

El Método de Fundación Manantiales® es un tratamiento de avanzada y superador de algunos modelos que se presentan en nuestro país, ya que son tratamientos personalizados.

Básicamente son una síntesis de estos aportes, mas los desarrollos de Comunidades Terapéuticas profesionales, las terapias cognitivas- conductuales, las terapias grupales, el psicodrama, la terapia familiar sistémica, la PNL, el análisis transaccional, la terapia gestáltica y los aportes de las neurociencias y psiquiatría, fusionándolos y mejorándolos, lo que nos permite obtener uno de los porcentaje de recuperación más alto de Latinoamérica.


Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 21 de marzo de 2012

Cuando el amor por otra persona deja de ser amor y se convierte en obsesión

La adicción al amor o codependencia se refiere a la obsesión que se puede padecer hacia una persona, hacia una relación o hacia el romance. En el primer caso, puede ser tanto una pareja como un hijo o un padre. El adicto siente que no puede vivir independientemente de la otra persona y lo lleva a tener actitudes posesivas. Es posible que la dependencia sea mutua y sea prácticamente imposible el desarrollo personal. Las personas adictas a la idea de estar en una relación no se preocupan tanto por quién sea la persona, si no por tener pareja en sí. Pueden cambiar de pareja constantemente, o por el contrario, aferrarse a relaciones negativas. Por último, hay personas adictas a los romances pasajeros, aventuras apasionadas, etc. Les interesa la seducción y la conquista, pero al poco tiempo se cansan (como el clásico Don Juan). Puede ser resultado de la fantasía, de la inmadurez o del subdesarrollo afectivo.

Los adictos tienden a idealizar a la otra persona hasta convertirlos en un ser divino y se vuelven incapaces de disociar la realidad de su situación. Creen que la felicidad solo puede alcanzarse junto con la otra persona, por lo cual se ilusionan y proyectan futuros. El proceso de enamoramiento en estos casos generalmente ocurre muy rápido, como un “flechazo amoroso”. Los adictos confunden deseo y amor con dependencia y adicción.

El problema radica en que el adicto, al ser capaz de entregar todo por la otra persona, niega sus propias necesidades y deseos. Asimismo, oculta sus sentimientos de dolor, rabia o sufrimiento por ser considerados como una posible causa de perder a su pareja. Es por eso que, aún en situaciones de violencia o de conflictos, los adictos al amor hacen todo lo posible para mantener la paz y evitan la confrontación. El mayor miedo es el miedo al abandono, así como también el miedo a ser independientes. La propia represión de sentimientos conlleva a la necesidad de vivir a través de los sentimientos del otro. Sin embargo, los adictos nunca se sienten satisfechos con la devolución de amor; constantemente desean y piden más. Como viven a través de la vida de su pareja, creen que poseen control sobre ella e intentan perfeccionarla.

Los adictos al romance o al sexo se caracterizan por tener conductas impulsivas y agresivas, falta de autocontrol, problemas de adaptación social e insatisfacción. Es frecuente el contacto con personas desconocidas con tal de mantener el anonimato, lo cual implica un peligro por el contagio de enfermedades venéreas como el HIV. El aumento de encuentros rápidos y casuales promueve los engaños y mentiras que acarrean sentimientos de culpa y desesperación.

En el tratamiento de esta adicción es imprescindible empezar por el reconocimiento de la enfermedad y de los pensamientos y sensaciones asociados a la adicción. Las estrategias cognitivas, terapias grupales, de familia/ de pareja, tienen por objetivo aprender habilidades para mantener la abstinencia y modificar las creencias y pensamientos erróneos que los pacientes tienen acerca del amor y las relaciones.


Fuente: Fundación Manantiales


viernes, 16 de marzo de 2012

Juego compulsivo

El juego compulsivo o ludopatía es la enfermedad caracterizada por el impulso incontrolable a jugar, es decir, cualquier tipo de actividad en que la persona pone algo de valor en riesgo sobre las bases de un resultado desconocido. Al no provocar síntomas físicos, debido a que genera únicamente una dependencia psicológica, se conoce a esta enfermedad como “la adicción invisible”. El juego se vuelve una adicción cuando provoca conflictos familiares, emocionales, legales o financieros, y la persona continúa apostando igualmente. El jugador precisa de la sensación de ganar, aunque este no sea el caso la mayor de las veces.

Este desorden de salud mental de control de los impulsos se da cuando la persona piensa constantemente en el juego, aumenta sus apuestas a modo de mantener la emoción, y cree que para recuperar el dinero perdido la mejor solución es continuar jugando. Es común que el adicto mienta para esconder que ocupa su tiempo apostando por vergüenza, y en el extremo cuando ya no posee dinero para apostar recurre a actos ilegales para conseguirlo. La violencia en el hogar, dejar los estudios y la pérdida de trabajo son consecuencias casi inmediatas del juego compulsivo. De esta manera, no sólo arriesga sus pertenencias sino que también todas sus relaciones interpersonales. Al igual que el alcoholismo, el jugador se vuelve tolerante a la cantidad en juego. Esto quiere decir que cada vez siente la necesidad de apostar más cosas para sentirse satisfecho.

El tratamiento para los jugadores compulsivos empieza por reconocer que tienen una enfermedad. La negación es una característica de todas las adicciones, y es por eso que al aceptarlo, los pacientes ya están dando un primer paso hacia la recuperación.

Fuente: Fundación Manantiales

miércoles, 14 de marzo de 2012

Consecuencias de la obesidad


Las consecuencias de la obesidad sobre la salud son resultado de un incremento de la masa grasa, como artrosis o apnea del sueño, o un incremento en el número de células grasas como diabetes, cáncer y enfermedades cardiovasculares. Asimismo, la mortalidad incrementa en la obesidad.

Para tratar la obesidad, la reducción de peso es uno de los objetivos, pero no es el primer paso a seguir. Es fundamental primero trabajar en aquellos factores psicológicos asociados a la enfermedad, como ansiedad, inseguridad, y creencias erróneas acerca del peso y la comida. En Fundación Manantiales, nos encargamos de que los pacientes aprendan a aceptarse a ellos mismos y a sus cuerpos. Tratar primero el síntoma sería contraproducente ya que una dieta brusca funcionaría sólo a corto plazo y sería imposible mantener un peso equilibrado para no volver a aumentarlo.
El objetivo del tratamiento no es estético, sino que se basa en mejorar la calidad de vida, y en consecuencia, disminuir los riesgos de enfermedades cardiovasculares y otras mencionadas anteriormente. El paciente debe aprender nuevos hábitos de alimentación que reemplacen los viejos vicios y se acompaña de un aumento de actividad física. Lo importante es tener en cuenta que la obesidad no se trata mediante cirugías, medicamentos o dietas imposibles, sino que es necesario un cambio en los hábitos alimenticios mediante una dieta equilibrada.

Fuente: Fundación Manantiales


miércoles, 29 de febrero de 2012

El síndrome de la adicción


La adicción es una enfermedad primaria o más bien un síndrome constituido por un conjuntos de signos y síntomas característicos.

A pesar de que la manifestación clínica de la adicción dependen además de las características individuales de personalidad de cada adicto, así como de las circunstancias socio-culturales que lo rodean, los síntomas siguen siendo característicos de la enfermedad.

Síntomas y características de la adicción:

* Pérdida de control del uso. Caracterizada por episodios de uso compulsivo que llevan a invertir tiempo y energía importantes en la conducta adictiva, de modo que el adicto funciona con mayor dificultad en su vida en general. Mientras el adicto insista en usar, el descontrol seguirá afectándolo.

* Daño o deterioro progresivo de la calidad de vida de la persona. Este deterioro se da en todas las áreas de la vida del adicto y se produce de manera progresiva, a través de las distintas etapas de la enfermedad adictiva.

* Uso a pesar de daño. Se manifiesta con la practica continuada de la conducta adictiva, a pesar del daño personal y familiar involucrado. Este síntoma es característico de la adicción y cuando se presenta es un marcador importante para el diagnostico.

Fuente: Fundación Manantiales

martes, 14 de febrero de 2012

A los 48 años, murió Whitney Houston


La reconocida cantante fue hallada sin vida en su habitación en Los Angeles

La cantante estadounidense Whitney Houston falleció el pasado sábado a los 48 de edad, según informó su publicista, Kristen Foster, quien no desveló la causa de la muerte. La artista se encontraba en el hotel Beverly Hilton, en Beverly Hills, donde había reservado una habitación porque tenía pensado acudir a la fiesta que había organizado el productor musical y su descubridor, Clive Davis, un evento anual que reúne a muchas estrellas de la canción y que se celebra en la víspera de la gala de entrega de los premios Grammy. Una persona del numeroso séquito de la cantante se percató de que Houston estaba inconsciente en su suite antes de las 15:30 hora local (23:30 GMT), momento en el que se alertó a los servicios de emergencia. A pesar de la rápida respuesta de los paramédicos, que trataron de reanimarla durante cerca de 20 minutos, Houston fue oficialmente declarada muerta poco antes de las 16:00 hora local (00.00 GMT).

La madre de la artista, Cissy Houston, dijo que estaba conmocionada porque había hablado con su hija minutos antes de que fuera hallada en su cuarto y manifestó que no percibió nada fuera de lo normal, según TMZ. Por su parte, el también cantante Bobby Brown, con quien la artista se casó en 1992, en el momento cumbre de su carrera, tuvo una hija, Bobbi Kristina, y de quien se divorció en 2007, no podía dejar de llorar al enterarse del fallecimiento de Houston. Brown conoció la noticia justo antes de subirse al escenario para dar un concierto en Mississippi y no pudo evitar las lágrimas. "¡Te quiero, Whitney!", exclamó y después lanzó un beso al cielo.

Whitney tenía previsto asistir el mismo sábado por la noche a la fiesta previa a los Grammy que cada año organiza su descubridor, Clive Davis, una celebración que no se suspendió tras el repentino fallecimiento de la cantante aunque Davis canceló su asistencia tras lo sucedido. Allí se encontraban numerosos rostros conocidos como Alicia Keys, Britney Spears, Kim Kardashian, Kelly Rowland, Diana Ross, Ciara, Richard Branson, Jon Voight, Venus Williams, Matthew Morrison, Tom Hanks y su mujer, Rita Wilson, Tony Bennett, que se disponían a disfrutar de una noche mágica llena de música y se conmocionaron al conocer la triste noticia. El más afectado fue, sin duda, el descubridor de la artista que recibió el consuelo muchos compañeros y amigos, especialmente de Alicia Keys, que abandonó la fiesta para mostrarle todo su apoyo en estos duros momentos.

Fuente: Hola Argentina

Coordinan trabajos para abordar la problemática de las adicciones


La atención de personas con problemas de adicciones fue abordada el pasado viernes en una reunión del director general de Integración y Desarrollo Social, doctor Carlos López, técnicos y responsables del tema adicciones. Al encuentro también asistió el responsable del área de Adicciones, profesor Gabriel Freitas, personal técnico del Centro de Tratamiento de Adicciones de Maldonado (CETAM) y de la Fundación Manantiales.
Durante la reunión se abordó el funcionamiento de la red de atención, los Centros de Escucha, las becas de la Fundación Manantiales, así como también la implementación de una coordinación permanente entre los equipos técnicos del CETAM y de Políticas de Adicciones de la Intendencia de Maldonado.
En tanto, la comuna informó que “las personas de todas las edades que deseen consultar sobre la temática pueden dirigirse a los Centros de Escucha, espacios de contención y derivación atendidos por profesionales especializados en adicciones, así como también, discapacidad y adultos mayores. El objetivo de estos centros es brindar asesoramiento sobre servicios y recursos existentes, acercando a los barrios Kennedy, Hipódromo y Cerro Pelado, una escucha objetiva y técnica”, señaló.
En el barrio Kennedy se atiende los miércoles de 14 a 16 hrs.; los jueves en el horario de 11 a 13 está habilitado el servicio en el barrio Hipódromo, mientras que en Cerro Pelado, los miércoles de 17 a 20.30 y los viernes de 17:00 a 21: 30 hrs. También se brinda asesoramiento en la Oficina de Adicciones, de lunes a viernes de 9 a 15 hrs. Más información se puede obtener por el teléfono 4224 0943.

jueves, 26 de enero de 2012

Alcoholismo: tipos de personalidad

El tipo de personalidad autotolerante.Cuando un niño es sobreprotegido pierde la posibilidad de tomar iniciativas, y a la larga puede convertirse en un pusilánime. Al llegar a la edad adulta seguirá esperando que los demás decidan por él, tendrá temor a cualquier persona o situación que pueda traerle problemas, y en general no sabrá manejarse socialmente. Como consecuencia de la educación recibida tendrá hacia su persona una excesiva indulgencia, y será muy escasa su capacidad para aceptar frustraciones. Estos alcohólicos manifiestan una constante ansiedad oral, y su necesidad de succionar es permanente. Suelen requerir atención continua, y recurren al alcohol porque es algo que los gratifica y no se les niega, está siempre a mano. Su necesidad de buscar y encontrar placer se aplaca temporariamente con la bebida, y experimentan un gran gusto en consumirla. No beben para buscar un efecto, co

mo otros alcohólicos que incluso sienten rechazo físico hacia el alcohol, sino que disfrutan cada trago con una actitud sibarita. Terminan pareciéndose a niños embelesados con su juguete, y mientras no les prohiban beber no suelen entrometerse con nadie.

El tipo de personalidad autoagresiva. A muchos niños se los obliga a reprimir sus sentimientos, y cuando son agredidos deben cuidarse de reaccionar. Se los fuerza a contenerse a toda costa, lo que sin duda fomenta que los normales impulsos agresivos se vuelvan contra ellos mismos. En su vida adulta tienen temor de expresar su ira, y generalmente son personas que se dejan dominar por un jefe o por su propia pareja. Aunque a veces se atrevan a manifestar su disconformidad, tarde o temprano se autoinculparán por haberlo hecho. Al dominar su agresividad se produce un malestar que se alivia con la bebida; y además obtienen un beneficio secundario, ya que el alcohol les permite exteriorizar lo que reprimen. Tienen borracheras agresivas, lo que les llenará luego de culpa; y volverán al alcohol para aliviarse de ella. Al día siguiente no pueden comprender cómo han podido insultar y hasta golpear a alguien, y atribuyen su conducta al estado alucinante que les provocó el alcohol.

Fuente: Fundación Manantiales

viernes, 20 de enero de 2012

¿El alcoholismo es hereditario?


Alrededor de 1935 algunos médicos comenzaron a investigar una posible herencia genética en alcohólicos crónicos, basándose en que sus conductas parecían exceder la hipótesis de un mero síntoma. Allí podría haber “algo más.” El doctor William D. Silkworth, escribió al respecto:

“Hay muchas situaciones que surgen de este fenómeno de la desesperación alcohólica, que hace que los hombres hagan el sacrificio supremo de sus vidas antes que continuar en la lucha.

“La clasificación de los alcohólicos resulta muy difícil. Desde luego, existen los psicópatas que son seres emocionalmente inestables. Todos estamos familiarizados con este tipo. Es el que siempre nos dice que no volverá a tomarse un trago y encubre su arrepentimiento haciendo infinidad de resoluciones, pero nunca toma una determinación.

“Tenemos el tipo de hombre que no está dispuesto a admitir que no puede tomar ni una copa, y que planea distintos modos de beber: cambia de marca y muda de ambiente. Existe el tipo que siempre cree que después de permanecer sin beber licor por cierto período de tiempo, puede tomarse algunas copas sin peligro. Y existe el tipo maníaco-depresivo, que es tal vez al que menos comprendan los amigos y del cual podríamos escribir todo un capítulo.

“Luego concurren tipos enteramente normales en todos los órdenes, excepto en cuanto al efecto que el alcohol produce en ellos. Muchas veces se trata de personas aptas, inteligentes y amigables.

“Todos estos tipos, y muchos otros, tienen un síntoma en común: no pueden comenzar a beber sin que se desarrolle en ellos el fenómeno de la desesperación por el ansia desenfrenada de más licor. Como hemos sugerido, este fenómeno puede ser la manifestación de una alergia que diferencia a estas criaturas y las separa del común de los hombres. Tal condición nunca se ha hecho desaparecer permanentemente mediante tratamiento alguno del cual tengamos conocimiento. El único remedio que podemos sugerir es la abstención total.”

De todas maneras, el alcoholismo puede heredarse de una manera bastante complicada. Los hijos de alcohólicos están mucho más predispuestos que otros a esta adicción. Todavía no se sabe si la tendencia al alcohol puede heredarse genéticamente o se transmite por el medio social y cultural en el que el niño se desarrolla. Hay estudios que han comprobado que los hijos de alcohólicos, adoptados enseguida de nacer por padres no alcohólicos, están más predispuestos al alcoholismo que los hijos de no alcohólicos adoptados en las mismas circunstancias. Recíprocamente, hijos de no alcohólicos adoptados por alcohólicos, corren un riesgo cinco veces menor que los primeros. Así, se supone que los factores del ámbito familiar, cultural y social no son los únicos que inciden en este complejo fenómeno.

Fuente: Fundación Manantiales


miércoles, 4 de enero de 2012

El alcoholismo como fenómeno social

El problema del alcoholismo es un de los fenómenos sociales de adicción a una droga psicoactiva, como lo es el alcohol etílico, más generalizado en los últimos tiempos, se lo subestimado en importancia y en numero de afectados. El alcohólico es aceptado por la sociedad mientras es “gracioso”, pero las cosas cambian cuando su alcoholismo se descontrola.

Los hombres que consumen máximo 2 tragos diarios y las mujeres y ancianos que toman 1 trago o menos por día, son considerados bebedores moderados o sociales, ya que dicha cantidad no suele ocasionar inconvenientes en la salud.

Pero si hay que estar alertas cuando el consumo de licor por semana supera la cifra de 14 tragos para hombres y 7 para mujeres, en estos casos es necesario prestar mucha atención, pues podría estar en la categoría de bebedor en riesgo, con la posibilidad de progresar hacia un estado de abuso o dependencia.

De acuerdo con encuestas, tan solo el 10% de las personas son consideradas como abstemios, mientras que el 90% restante toma en cantidades variables. Los bebedores en riesgo constituyen 28% de los hombres y 11% de las mujeres, aunque en la población femenina se ha mostrado en el tiempo un incremento progresivo. Un 10% a un 20% de los individuos en la población general han padecido abuso o dependencia al alcohol en algún momento de su vida.

Fuente: Fundación Manantiales